Agosto 2019 – El BCE prolonga su «impuesto de patrimonio» sine die y el mercado lo acusa

Efectivamente, el BCE (a diferencia de la FED y el Banco de Inglaterra) decidió que la forma más adecuada para salir de la crisis era la de imponer tipos negativos a los depósitos y recomprar deuda gubernamental hasta hacer sus tipos de interés negativos. Lo hizo copiando las políticas del Banco de Japón y del Banco Nacional Suizo, que son economías mucho más pequeñas con un marcado sesgo de valor refugio (que no tiene el euro) que les obliga a tomar medidas para desincentivar las inversiones extranjeras en su deuda. Lo contrario a lo que necesita Europa.

«Ahora un gobierno mejorará su déficit fiscal aumentando su deuda ya que ¡¡cobra por ella!!»

Las consecuencias de la ocurrencia de Draghi y del BCE han provocado lo contrario de lo que buscaban. Los bancos se han vuelto más conservadores, menos rentables y peores transmisores del flujo monetario; el crecimiento de la Unión Europea no se ha estimulado significativamente, el inversor privado ve mucho más atractiva la inversión fuera de la UE que dentro, y lo que de verdad se incentiva por encima de todo es que los gobiernos europeos emitan más deuda. Ahora un gobierno mejorará su déficit fiscal aumentando su deuda ya que ¡¡cobra por ello!! Es un incentivo perverso que rompe la disciplina que se consiguió al quitar la política monetaria de las manos de los políticos regionales. Cuando se les quitó la posibilidad de devaluar su divisa a su antojo, se les obligó de facto a controlar el déficit y a hacer reformas para eliminar rigideces de los mercados económicos y laborales para permitir el crecimiento sin devaluaciones de divisa.

«El BCE impone un impuesto de patrimonio a los grandes colchones de ahorro»

El BCE ahora impone un impuesto de patrimonio a los grandes colchones de ahorro que pueden dar estabilidad a la economía futura: fondos de pensiones, tesorería de empresas, fondos monetarios, depósitos bancarios. Y lejos de provocar una mayor inversión en Europa, el dinero se va al USD y a empresas americanas, cuya tesorería no soporta ese elevado gravamen.

Si a esto sumamos la mayor flexibilidad laboral americana y la menor complejidad idiomática y regulatoria en su territorio, el atractivo de las empresas americanas frente a empresas europeas se acrecienta.

En resumen, a largo plazo largo USA vs Europa, largo USD vs EUR. Y por el camino, vendemos deuda alemana a corto y largo plazo para ingresar ese «impuesto de patrimonio» y cobrar nosotros los tipos de interés negativos que el mercado está dispuesto a pagar.