Noviembre 2021 – La FED y Ómicron agitan el mercado

Noviembre ha sido un mes en el que hemos defendido bien el resultado a pesar de la turbulencia: 

• Sigma Fund Real Return cierra el mes en +0,57% (+12,85% YTD).
• Sigma Fund Prudent Growth cierra el mes en +1,91% (+22,98% YTD).
• Sigma Fund Quality Stocks cierra el mes en +1,02% (+28,35% YTD).

El comportamiento de los índices ha sido muy dispar: MSCI World termina en -0,33% en EUR, (+24,62% YTD en EUR), Nasdaq 100 +1,80%, S&P 500: -0,83%, Eurostoxx 50: -4,42%. Mejor Growth que Value. 

Durante el mes, dos catalizadores han movido el mercado para torcer un noviembre que apuntaba muy positivo en los mercados: la FED y Ómicron. La nueva variante de Covid se detectó por primera vez en Botswana el 11 de noviembre. El 14 Sudáfrica reportó su existencia a la OMS. El 1 de diciembre ya tenían el primer caso confirmado en EEUU. Las acciones cíclicas y el estilo value corrigieron desde la aparición de Ómicron hasta final de mes. 

El 22 de noviembre se anunció la continuidad de Jerome Powell al frente de la FED. Parecía una buena noticia para los mercados, ya que vivió como presidente de la FED la crisis de 2018, en la que se pasaron de frenada con su previsión de subida de tipos y acabaron teniendo que dar marcha atrás por el desplome que causaron en los mercados. Se asumía que la experiencia prevalecería y no cometería el mismo error pero sus declaraciones no fueron en esa dirección. En cada oportunidad que ha tenido desde la publicación de su extensión de contrato ha alertado sobre la inflación y ha anunciado que adelantarían el tapering o retirada de estímulos monetarios. Las acciones menos cíclicas, tecnológicas y el estilo growth corrigieron tras sus declaraciones. 

¿Cuál es el escenario más probable para 2022? 

¿Recuperación global ordenada y continuación de ciclo o crisis inducida por la retirada de estímulos de la FED? En nuestra opinión, el escenario más probable es una mezcla de ambos, “Recuperación global desordenada”, que es lo que venimos viviendo desde mediados de 2020. El desorden lo seguiremos viendo en sectores y países a distintas velocidades y acciones menos coordinadas de los bancos centrales. La FED y el BCE parece que ya siguen rumbos distintos. 

Por un lado, la recuperación sigue. El consumo sube, la salud de las empresas es encomiable, han batido expectativas y siguen dando buenas previsiones para el año que viene. Con el consumo, inversión y gasto público al alza no hay razón para pensar en una crisis de crecimiento a corto plazo. Incluso a pesar de las restricciones que mantienen en jaque a los canales de distribución y logística internacional, las exportaciones aumentan. Estamos inmersos en un ciclo muy positivo para la economía. 

Sin embargo, sí podemos esperar correcciones y sustos por el camino. El riesgo más grande que existe para los mercados hoy en día no es ninguna variante de Covid, ni siquiera la crisis energética que de vez en cuando copa los titulares. El riesgo más grande que tenemos para el crecimiento son los bancos centrales. La FED, BCE y BoJ ya tienen amplia experiencia regando la economía de dinero pero muy poca (o al menos poco exitosa) experiencia enfriando el crecimiento para contener una burbuja monetaria que nunca antes han conocido con estas dimensiones. 

Si algo sabemos de la FED es su nula capacidad de hacer previsiones acertadas, como la del resto de analistas en el mercado. Se hacen previsiones porque el mercado lo exige, el mercado necesita confianza, como los motores necesitan aceite para funcionar. El mercado pide que le auguren el futuro y la FED se viste de pitonisa y lee las cartas pero poco sabe de lo que viene por delante. La FED lleva diciendo que la inflación es transitoria desde hace meses. De la noche a la mañana pasa a decir que la inflación ya no es transitoria sin mover una ceja y nadie pone en duda su nueva previsión. Al fin y al cabo son la agencia más informada del mundo. La realidad es que no prevén nada, reaccionan a lo que ven, porque es lo único que pueden hacer. Son políticos y no debemos pedirles nada más. Que intenten dejar a la economía crecer y a las empresas encontrar su camino en esta recuperación sin demasiados palos en la rueda. 

¿Qué podemos esperar entonces?  

En concreto, recibiremos un plan más detallado de retirada de estímulos por parte de la FED el próximo 15 de diciembre y la promesa de que intentarán no provocar una crisis. El mercado reaccionará con más o menos volatilidad pero la inflación que ahora se reconoce obliga a invertir así que el apetito comprador no debería desaparecer. La curva de bonos nos dice que el mercado aún no prevé recesión a corto plazo pero tampoco una inflación elevada a largo plazo. Lo que quiere decir que, por ahora, el mercado no ha creído a Powell y sigue pensando que la inflación sí es transitoria. Este dilema ha creado una tensión en el mercado de derivados que no veíamos desde febrero de este año. Los gestores a nivel global han seguido comprando equity pero también protección.  

¿Qué hemos hecho nosotros? 

Ante una recuperación global desordenada: 

  • • En equity seguimos apostando por sectores de crecimiento a través de empresas de alta calidad. Aumentamos ligeramente el peso en acciones cíclicas con crecimiento  positivo pero siempre con poco apalancamiento y buenos fundamentales. Mantenemos exposición a acciones de alto crecimiento que ofrecen una gran oportunidad de entrada por la corrección que han sufrido sin más justificación que la anunciada retirada de estímulos, que poco o nada afectará a sus planes de negocio.  
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  • • En coberturas, aumentamos posiciones cortas en Nasdaq y mantenemos la misma cobertura en Eurostoxx y S&P que veníamos manteniendo. Muy activos en las estrategias de opciones para aprovechar los picos y valles de volatilidad. 
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  • • En divisa, muy largos USD. Se beneficia de la retirada de estímulos, de la futura subida de tipos de interés en EEUU y sigue siendo la divisa que más confianza genera en el mundo. El aumento de precio de commodities y energía también son favorables al USD. Además, para un inversor en Euros, comprar USD tiene una rentabilidad positiva por la diferencia de tipos de interés. Pocos argumentos en contra del USD. 

El rumbo a largo plazo debe seguir intacto 

A largo plazo, lo que debe prevalecer es la estrategia. La táctica ayuda a ganar pequeñas batallas como el mes de noviembre pero a largo plazo el objetivo y estrategia siguen invariables. Tenemos que conseguir un crecimiento patrimonial superior a la media de mercado para nuestros inversores, y eso sólo se consigue manteniéndose invertido en empresas con crecimiento excepcional, líderes en innovación que rompen moldes, barreras y límites para mejorar la vida de las personas. Esas empresas ganan más para sus inversores, para sus empleados y contribuyen más al crecimiento mundial. Growth y Momentum son los dos pilares que siguen ofreciendo la mayor seguridad para una cartera a largo plazo.